martes, 25 de noviembre de 2008

Cronicas de una muerte ununciada

La obra comienza cuando llega al pueblo un hombre llamado Bayardo San Román, un hombre apuesto y acaudalado en busca de una novia ve a Ángela Vicario, y decide casarse con ella. Luego poco a poco se gana a toda su familia, pero ella nunca lo llega a querer. Además ella ya había estado con otro hombre. La boda de la pareja se realiza, y todo el pueblo está invitado a este gran acontecimiento. Pero la noche de la boda, Bayardo descubre que su mujer no era virgen, la devuelve a la madre, y esto supone una gran deshonra. La madre le da una paliza a Ángela, y cuando los hermanos le preguntan quién era el hombre que la había desvirgado, dijo, por salir de eso, que fue Santiago Nasar. Y así, los hermanos Vicario, Pedro y Pablo, deciden matarlo, por el honor de la familia. El problema es que realmente no quieren hacerlo, así que, decididos, empiezan a regar la noticia de asesinar a Santiago, para que él estuviera alerta y alguien se lo dijera. Simplemente querían hacerse los valientes para limpiar las manchas de su familia. Esa misma mañana llegaba el obispo al pueblo, así que Santiago iba a ver su llegada. Todos sabían de su asesinato pero nadie le decía pensando que él ya sabía. También le habían dejado una carta diciéndolo incluso en qué momento y en dónde lo iban a matar, pero por desgracia, no la vio. Tras ver al obispo, Su amigo Cristo Bedoya lo busca por todo el pueblo al enterarse de lo que iba a suceder, pero no lo encuentra. Mientras, Santiago se dirige a casa de su prometida, Flora Miguel, que al enterarse de la supuesta relación entre Ángela y Santiago, se enfureció con él y le tiró la puerta de su cuarto. Fue entonces cuando por fin, el padre de Flora, le dijo si sabía que lo iban a matar. Santiago, muy confuso, volvió a su casa, y en la plaza se encontró con los hermanos Vicario. Salió corriendo hacia la puerta abierta de su casa, pero su madre, al enterarse de las intenciones de los hermanos, se la cierra pocos segundos antes de alcanzar Nasar la entrada, pensando que su hijo estaría arriba y así protegerlo de los hermanos. Finalmente, Santiago Nasar es acuchillado numerosas veces por los hermanos Vicario. Una vez que éstos terminan, Santiago, con sus vísceras en la mano, entra en su casa y muere sin saber porque

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